El orgasmo masculino
Trucos sexuales para impresionarlo
¿No conoces los tipos de orgasmo masculinos? Verás, él, como cualquier otro hombre, es capaz de sentir dos tipos de orgasmos masculinos. Uno es el típico, ese que llega de golpe después de llevar unos minutos metido en faena, y que le deja listo para echarse a dormir con la sonrisa puesta. El otro es el orgasmo total cuya sensación de placer se expande por todo el organismo. Esta especie de Big Bang va surgiendo poco a poco, sin prisa pero sin pausa, y, cuando finalmente estalla, origina una ola de sensaciones que avanzan desde su entrepierna hacia el resto de su cuerpo por todas las células de su piel.
Aumentar la excitación
El secreto para que pueda disfrutar y vivir este orgasmo es aumentar la estimulación gradualmente. De esta forma se mantiene la tensión muscular en la zona sexual al mismo tiempo que su deseo sigue creciendo. Al final, tu chico llegará a un punto de no retorno y toda esa tensión que ha ido acumulando, mental y física, estallará. Es como si en ese momento se rompiera un dique y una corriente imparable de placer comenzara a fluir por todo el cuerpo. Suena bien, ¿verdad? Pues si quieres sorprenderlo y verlo disfrutar como no lo había hecho hasta ahora, lee el paso a paso de estas seis maniobras estimulantes, pero recuerda, ve despacio, muy, muy despacio.
Frío, para aumentar su deseo
Para empezar, sigue la norma básica de una pieza de museo. Ya sabes: se puede mirar pero no tocar. Los chicos se excitan mucho por la vista, así que despierta su erotismo con algún gesto o pose sugerente que no sea demasiado directa ni evidente. Tu primer movimiento le pondrá de cero a cien en un segundo y le avisará de lo que va a venir a continuación, pero sin crear tanta tensión sexual como si ya estuvieras en plena acción. Digamos que se trata, simple y llanamente, de calentar motores.
Cuando estén juntos en casa viendo la tele, por ejemplo, haz algún comentario acerca del calor que hace en la habitación. Di que te vas a cambiar de ropa mientras te quitas la camiseta justo cuando pasas por delante de él. Te aseguramos que ese pseudo striptease será la chispa que encenderá el canal sexual en su cerebro.
Templado, tócale en dos zonas
Ahora que en su cabecita se ha levantado la barrera que da paso a lo erótico-festivo, llega el turno del segundo paso: acariciarle en dos zonas erógenas al mismo tiempo. Mientras le estimulas manualmente el pene, por ejemplo, atrapa su lengua con tus labios y chúpala como si fuera un chupetín. Es evidente que tus manos sobre su miembro le resultarán muy excitantes, pero si a la par siente su lengua envuelta en tus labios tendrá la sensación de que lo próximo que va a pasar empieza por la letra F y acaba por N (¡Felación!). Traducción: lo que está por llegar será aún mejor de lo que está viviendo.
Caliente, sorpréndelo manualmente
En estos momentos de la acción, seguramente tu chico esté tan excitado que, si le dejaras, iría directamente a por el orgasmo. Pero no. Retenlo. Acuérdate de que tu objetivo es propiciarle un placer total intensísimo, no un puñado de fuegos artificiales breves.
Así que, cuando sientas que su respiración y su ritmo cardíaco se aceleran y los músculos de la zona pélvica se contraen, coloca el pulgar en el glande y el resto de la mano en la base del miembro como si estuvieras agarrando un joystick. Aprieta delicadamente durante un par de segundos, suelta y, diez segundos más tarde, vuelve a repetir la acción sobre su pene.
¿Por qué esto le resulta tan excitante? Verás, cuando un hombre está a punto de llegar al clímax, la sangre se acumula en la zona pélvica, sobre todo en el pene, y la tensión sexual de su cuerpo está en el punto álgido. Un pequeño apretón como éste consigue retener el flujo sanguíneo durante un instante y, de esta forma, se frena brevemente el orgasmo y la tensión en la zona sigue in crescendo.
Ardiente. Cambia de postura
Cada vez que veas que tu chico está a punto de caramelo, cambia la maniobra erótica. Según indican algunos estudios científicos, la variedad en los movimientos y las caricias aumenta la actividad en las zonas del cerebro relacionadas con la excitación sexual. Es decir, que estimular a tu chico y, al cabo de un rato, cuando esté a punto de estallar de placer, hacerle algo totalmente diferente, provocará que cada vez esté más ardiente, física y mentalmente.
¿Y qué es lo que te sugerimos para mantener el deseo en el punto más alto? Si le estás dando sexo oral, por ejemplo, y sientes que él está en el borde del “no-va-a-más”, para en seco y ve a otra cosa. Una pausa momentánea hará que se aleje del orgasmo instantáneo y la excitación siga aumentando. O, si, por ejemplo, la postura que teníais era la del misionero, date la vuelta de forma que seas tú quien esté encima y puedas dirigir y decidir el ritmo. Por un lado, podrás hacer más lenta la penetración y contribuir a que él tarde un poco más en llegar al orgasmo. Pero es que, además, cuando tú estás arriba tienes el control sobre la presión y el ángulo de la posición, lo cual te llevará a ti a un orgasmo magnífico 100% garantizado.
Tórrido. El tirón erótico
A estas alturas, tu chico ya no puede más y sólo piensa en el alivio final. Sin embargo, aún tiene que pasar la penúltima “tortura”. Ponte encima de él y, cuando te penetre, contrae los musculos vaginales y presiona con ellos la punta de su miembro. Sentirá una especie de suave masaje en la zona que lo pondrá a mil por hora.
Después, antes de que llegue al orgasmo, retírate lentamente para que sienta la fricción de tu sexo sobre el pene, acaríciale los testículos y, con mucha delicadeza, agárralos y da un pequeño tirón hacia abajo. (Si es muy sensible al tacto, también puedes sujetarlos con un pañuelo de seda.) Los expertos aseguran que esta maniobra tiene un efecto catapulta: es el pistoletazo de salida para un orgasmo 10.
La zona del perineo se contrae provocando una eyaculación más intensa, lo que hace que la onda de placer que recorra todo el cuerpo sea más profunda.
Fuego total, no pares todavía
Si crees que ya has llegado al final y la fiesta se ha acabado justo después de que él se ha desfogado del todo, te equivocas. Aún puedes prolongar el orgasmo un poco más. Palabrita. Lámele lentamente el glande o acaríciaselo de forma muy delicada.
Puede que esté tan sensible que no sienta de forma consciente que realmente le estás tocando ahí pero, sin duda, el roce de tu piel contra su cuerpo hará que su orgasmo se amplifique y sea más grandioso que cualquier otro que haya experimentado en su vida.