La eyaculación precoz
Se trata de una experiencia más habitual de lo que creen quienes la sufren ó la han sufrido alguna vez. Puede acontecer en situaciones puntuales, durante algunos lapsos ó a lo largo de mucho tiempo hasta que resulta necesario realizar una consulta.
Es importante saber que la eyaculación precoz no se relaciona con el tiempo que el hombre tarde en eyacular, que puede variar mucho: lo característico (y por ello es disfuncional) es que el hombre NO PUEDE DECIDIR CUÁNDO EYACULAR.
En el 98 % las causas son emocionales. La consecuencia inmediata es un círculo vicioso: la falta de control genera ansiedad; la ansiedad, falta de control. Para peor, la relación sexual se desvirtúa, el centro de atención ya no es lo que se está haciendo (juegos previos, placer de mirar, de acariciar, besar, explorar) ni la compañera, sino la penetración.
Es interesante encontrar en otros aspectos de la vida de quien la padece esta misma tendencia: necesidad de terminar cuanto antes con las tareas que realiza, no pudiendo disfrutar de su ejecución. Justamente, si por algo preocupa esta disfunción es por la cuota de gratificación en menos, la escasa satisfacción que el sujeto puede alcanzar porque no puede relajarse y por lo tanto conectarse con la situación.
La huída que comporta la irrupción de la eyaculación frustra la posibilidad de compartir el encuentro en su dimensión de juego y creación. Cuanto más desea controlar, menos puede hacerlo. Este rasgo suele encontrarse también (la necesidad de control excesiva) asociado a la dificultad de desprenderse (cualidad retentiva), que sobre todo se manifiesta en el manejo del dinero. Es decir que excede la esfera de lo genital. Se trata más bien de una actitud, de una posición subjetiva.