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Las caricias

Las caricias

La caricia necesita de la ocasión, del lugar y fundamentalmente de la persona que nos corresponda. No fuerces los momentos de caricias. Permítete disfrutar y sobre todo relajarte para poder lograr que la naturalidad pueda desplegarse. 

La abundante anatomía humana brinda a las parejas la oportunidad de una exploración mutua, el tacto es nuestro maravilloso aliado, nos permite anticiparnos al conocimiento pleno del cuerpo deseado. 
Acaricia y déjate acariciar no olvide que la suavidad es esencial. Las piernas son un buen lugar para comenzar algo.

Rodear con nuestros brazos el cuerpo del ser amado expresa un deseo de contenerlo y cobijarlo que nos vuelve confiables y cálidos. El abrazo es muy apreciado si se brinda de manera amorosa y no como lo haría un oso hambriento.  Manifiesta tu placer y alienta a que lo haga tu amante. Un susurro basta para señalar el correcto camino del goce compartido. No olvides que los silencios oportunos dicen más que mil palabras. 
El acercamiento es la ocasión que tienen los amantes de compartir un universo de nuevas sensaciones, si los aprovechan se estarán regalando el anticipo de un próximo encuentro sexual desinhibido y pleno. 
Cosquillitas sensuales y estimulantes. Pasea la mano, suavemente, por el hombro de tu amante y estimúlalo sin límites. 

Las caricias en la cara son una transmisión directa de amor y ternura. Pasar las manos por la cara de tu compañera/o es como estar diciéndole: "te quiero".

En esta etapa previa, el beso se circunscribe a las zonas expuestas y conocidas.

Susurrarle cosas al oído. Dibuja con tus dedos sobre su espalda todo tipo de caricias. Juega a las adivinanzas: "¿Qué es lo que más me excita de ti?”. Hazle una declaración de goce y placer, claro la idea es que juegues con tu amante y descubran juntos cuáles son las caricias que más disfrutan. El cuello, los lóbulos de las orejas y la nuca son sitios que no pueden quedar afuera de un encuentro único e irrepetible

EL ARTE DE ACARICIAR

Es muy importante aprender a acariciarse y a dejarse acariciar. No se debe concentrar únicamente en las zonas erógenas comunes, ya que su piel está compuesta de una infinidad de puntos sensibles que deber descubrir día tras día. 

Acariciarse suavemente con sus labios y su lengua los lóbulos de las orejas, continuando por el cuello, alrededor de su boca, la nariz y sus mejillas. Continúe por su pecho, siguiendo lentamente sus curvas.

Párese en los pezones, chupándolos y lamiéndolos con dulzura. Siga deslizando sus labios por la espalda, los costados, el vientre, la zona anal, la zona interna, los muslos, la parte trasera de las rodillas, el ombligo, los pies, etc. 

También es importante morder de vez en cuando todas las zonas descritas anteriormente pero siempre con mucha delicadeza y observando la reacción de su pareja. Muchas personas disfrutan de estos mordiscos incluso durante el acto sexual. 

La estimulación por pellizcos es muy gratificante y se debe realizar a través de gestos breves y simples, por todo el cuerpo de la pareja. Normalmente se utilizan los dedos pulgar e índice de la mano, aunque también es posible realizarlos con los labios. En ambos casos hay que ser extremadamente delicado en su ejecución para así obtener el efecto de excitación deseado.

CARICIAS TÁNTRICAS

Las caricias tántricas se dividirán en cinco fases que, en total, deberá ocuparnos por lo menos dos horas:

CARICIAS SUAVES
Acariciaos mutuamente con movimientos muy suaves. Primero de forma circular y después, de arriba abajo, durante quince minutos. Se trata de explorar con lentitud todos los rincones del cuerpo amado, salvo pechos y genitales. 
Tras el cuarto de hora, tomaos un leve descanso y volved a empezar con las caricias suaves. Podéis ayudaros con aceite aromático.

PROXIMIDAD SILENCIOSA
A la media hora, las caricias se transforman en silenciosa proximidad. Haz que él se tumbe detrás de ti, en la postura de las cucharas para disfrutar de la proximidad de los cuerpos, pero sin caer en la tentación coital. Si la tentación es demasiado fuerte, colocaros uno frente al otro. Dedicad los siguientes 15 minutos a miraros intensamente a los ojos y a besar suavemente la piel de tu pareja. La piel debe encontrarse con la piel. Es momento de comprender que en una relación intensa no puede haber inhibiciones, bloqueos, miedos o vergüenza.

SENOS Y GENITALES
Respirad con lentitud, suave y profundamente. Ha llegado la hora de acariciar senos y genitales, con ligeros movimientos circulares, acercando primero las manos una hacia otra y separándolas después. No reprimas los sonidos de tu voz; la energía también fluye a través de ellos. Además, son una fuente de vibraciones positivas. 
Esta fase puede durar otra media hora. Es posible que tu pareja quiera ir al grano, pero el sexo tántrico es otra cosa: es crear un clima y una atmósfera únicos, alcanzar un estado de entrega absoluta, de unión completa, sin inhibiciones, consiguiendo la reconciliación con el propio cuerpo para entregarse de forma absoluta al otro...

ENERGÍA INTEGRAL
La escuela tántrica propone el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu y a eso dedicareis tanto rato como podáis: moved las manos de abajo a arriba por los genitales de cada uno. Recorre toda la longitud del pene de tu pareja y que él acaricie tu vulva con suavidad y dulzura. Tened calma y paciencia, disfrutad de todos los sentidos como si el tiempo no corriese. Sentid que la energía sexual invade todo vuestro cuerpo y no sólo los genitales. Para ello es bueno recorrer con las manos toda la espalda y la espina dorsal, repartiendo esa energía por todas partes.

PENETRACIÓN ESTÁTICA
Tras descansar, beber agua y tomar alguna fruta, ella se tumbará encima de él y ambos iniciarán la penetración, pero debe consensuarse que será algo distinto a lo hecho hasta ahora. El coito tántrico aún no ha empezado, sino que es simplemente la última fase de las caricias. 

El pene estará dentro de la vagina, cierto, pero la pareja no se mueve, sino que mantendrá esta deliciosa postura durante una infinita media hora sin otro movimiento que las caricias suaves a flor de piel mirándose intensamente a los ojos, concentrándose en todo momento en lo que está sintiendo el otro. 

Si la erección es muy fuerte y se acerca la eyaculación, el hombre deberá descansar, respirar lenta y profundamente (o muy rápidamente si le resulta mejor), e incluso apretar con dos dedos la zona del perineo situada entre la bolsa de los testículos y el ano para evitar que se produzca dicha eyaculación.

PREPARADOS PARA EL COITO
Han trascurridos dos o tres horas de caricias tántricas. Las sensaciones placenteras se han desbordado: el olor, el sabor, el tacto se encuentran en su punto más alto. Las hormonas sexuales están desatadas después de tanta excitación. Pero al no permitir que la energía sexual desaparezca con el orgasmo, el organismo adquiere una disposición distinta hacia el acto sexual: el placer alcanza niveles indescriptibles.

Aunque el Tantra aconseja dejarlo para el día siguiente, ha llegado el momento del coito.

 

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