Los juguetes sexuales, ¿Pornografía o recurso lúdico?

Habitualmente asociados a la pornografía, lo cierto es que la utilización de los juguetes sexuales se remonta al año 500 A.C aproximadamente. Su uso era frecuente en Grecia, Roma, China, Egipto, a veces como parte de un ritual religioso, o simplemente como complemento del acto sexual. 

En el año 1868 fue inventado el primer vibrador por George Taylor, con un destino terapéutico ya que fue pensado para el tratamiento de la histeria femenina: el médico tratante efectuaba un masaje manual de la vulva con el mismo, hasta que la mujer conseguía llegar al orgasmo. Es que en esa época, Victoriana, el deseo femenino era visto como algo anormal. A partir de allí, el Consolador, Vibrador o Dildo siguió un camino de transformación lo mismo que otros juguetes, variando su forma, tamaño, colores, texturas. 

Posteriormente, su utilización en películas pornográficas les valió ser rechazados por atentar contra el pudor o por reservas de carácter moral. Sin embargo, estos recursos resultan de gran valor a la hora de reinventar el juego sexual, aportando fantasía, excitación, relajación, placer, juego. 
Los dildos o consoladores son excelentes masajeadores que, utilizados en pareja, permiten una mayor relajación y a la vez estímulo durante las caricias del juego previo (mal llamado "juego previo", ya que este juego es una parte insustituible del encuentro sexual). Los anales permiten distender el esfínter a fin de que la penetración no resulte incómoda o dolorosa, y se eviten desgarros. Los anillos peneanos colaboran (bien utilizados, sin excederse en el tiempo) con el mantenimiento de la erección. 
La fantasía, a la hora del encuentro, es el mayor afrodisíaco. Los juguetes, disfraces, geles y demás recursos de este tipo la estimulan; utilizados en el marco de un acuerdo de pareja resulta divertido usarlos para inventar nuevas maneras de placer.

¿Es necesaria la utilización de un juguete? 
Por supuesto que no. La idea de usar juguetes es aportar a la sexualidad individual y de la pareja un nuevo disparador que potencie la fantasía compartida, motor de un buen encuentro sexual. Agregar variedad es siempre imprescindible; más aún cuando se trata de una pareja con años de convivencia. El cuidado de los hijos, las preocupaciones y las ocupaciones cotidianas ponen en riesgo la escena sexual, que puede tornarse rutinaria y decaer poco a poco. Los disfraces, los juguetes, los geles, nos devuelven con frecuencia la atmósfera de juego y relajación, de fantasía perdida. 

También son recomendables en el caso de alguna dificultad, sea en la erección, en la eyaculación, en la lubricación o inclusive cuando el deseo ha menguado.

Brevemente, nos referiremos a cada uno de ellos:

VIBRADORES:

Como lo indica su nombre, la característica principal de estos juguetes es que vibran. De diferentes formas, colores y tamaños, permiten intensificar sensaciones de placer. Contra la creencia popular de que la mujer goza más al introducirse el vibrador en la vagina, la mayoría encuentra su mejor utilización para la estimulación directa del clítoris (órgano de placer femenino). Existen diferentes diseños que permiten estimular el punto G, el clítoris, la vagina, el ano, o varios de esos puntos a la vez. 

Los DILDOS son muy utilizados en la clínica sexológica en el caso de dificultades como la eyaculación precoz; ya que permiten al hombre relajarse (disminuye la tensión pues no se siente presionado "a durar" hasta que la mujer quede satisfecha; esto permite tratar el trastorno pues al bajar la ansiedad aumenta la conexión de la pareja y la intensidad del encuentro. 

En la mujer, la estimulación de la zona pubiana y del clítoris potencia su receptividad y predisposición para el juego y para el orgasmo. 

Los ANALES (con o sin vibrador) proporcionan un importante beneficio en relación al aprendizaje sobre el sexo anal. La anatomía femenina no está preparada ex profeso para albergar el pene; estos delicados dilatadores acostumbran paulatinamente al músculo del ano a la intensidad de las sensaciones contribuyendo a evitar el dolor y posibles desgarros. Sus diferentes formas y tamaños permiten ir graduando la experiencia para que resulte placentera para ambos. Involucran el placer de órgano sexual pero también alimentan el erotismo de la pareja; aportando una mayor intensidad al placer sexual (son habituales los orgasmos muy intensos). Una vez iniciada con el suave juguete, el cuerpo de la mujer se encuentra más receptivo para aceptar la introducción del pene.

Los GELES (siempre deben utilizarse los que están confeccionados a base de agua; no a los aceites que pueden romper el preservativo) benefician el encuentro contribuyendo a una adecuada lubricación (esencial en el juego anal, donde debe ser abundante) y aportan también suaves sabores (ideales para disfrutar del sexo oral). Los hay con sabor a menta, a chocolate, a frutilla. Su aroma es suave y afrodisíaco. 
Es importante mantener los juguetes bien higienizados, en lo posible deben ser utilizados con preservativo y obviamente con geles lubricantes pues son muy secos. Se los lava luego de su uso con agua tibia y jabón, evitando mojar la parte eléctrica. Y siempre es preferible, en el caso de los dildos, aquellos que son de mayor tamaño (no es necesario introducirlo del todo) porque de esta forma es más fácil su manejo. Los vertebrados son útiles para los cambios de posición, pues se adaptan perfectamente a las posiciones más ingeniosas. 
Claramente esta sencilla información no agota las posibilidades que ofrecen los juguetes, en vista siempre de que su utilización contribuya a construir creativamente una sexualidad plena. Como sexólogas, las invitamos a desplegar inquietudes, despejar dudas, divertirse, construir: la sexualidad se construye, no es obligatorio saber sobre los propios gustos o sobre los de la pareja. 

Disponemos de talleres y realizamos reuniones, a pedido; como también animaciones de cumpleaños y despedidas de soltera, siempre con una mirada orientada a la salud emocional y física. No hemos sido educados para jugar, tampoco parar disfrutar del sexo. El saber sobre el propio goce queda tapado desde la cultura con modelos estereotipados que funcionan como un ideal que no sólo no está al alcance de todos, sino que es, siempre, falso. Es importante, para mantenerse en la salud, descubrir las propias formas de placer y entrega; después de todo, existen pocos momentos más privilegiados de unión entre un hombre y una mujer que cuando hacen el amor.