Sequedad vaginal
La sequedad vaginal es una afección caracterizada por la ausencia de una hidratación adecuada de la pared vaginal. Para entender mejor esta problemática es necesario conocer cómo funciona nuestro cuerpo.
El aparato genital femenino tiene tres zonas capaces de producir la secreción necesaria para mantenerlo normalmente lubricado y húmedo. Ellas son:
Ubicado en la parte inferior del útero posee en su interior un conducto llamado canal cervical. Este canal está recubierto por múltiples glándulas pequeñas que producen una secreción espesa, parecida a la clara de huevo, llamada “moco cervical”. Esta secreción gotea a la vagina y su función es la de conducir los espermatozoides al interior del útero para que se pueda realizar la fecundación. Por lo tanto está influenciado por los estrógenos - hormonas ováricas - que lo hacen más abundante y fluido durante la ovulación.
Es un conducto muscular, muy elástico, recubierto por un tejido formado por varias capas de células sin glándulas. Su función es comunicar el aparato genital con el exterior, permitiendo de ese modo la salida de la menstruación, el nacimiento del bebé y las relaciones sexuales. El revestimiento vaginal está muy condicionado a la acción de los estímulos sexuales. A través del sistema nervioso neurohormonal esta estimulación puede modificar la cantidad de secreción produciendo una mayor humedad y lubricación. Vale aclarar que las hormonas ováricas predominantes en algún momento del ciclo, también tienen ese efecto. De modo tal que por ambos mecanismos el revestimiento vaginal puede transformarse en más grueso, más húmedo y mejor lubricado. Como no tiene glándulas, su secreción se produce por trasudación de líquido a través de su superficie.
La vagina se abre al exterior en la vulva, que es la parte visible del aparato genital femenino. En ella además desembocan las glándulas cuyas secreciones colaboran en la lubricación. Ellas son las glándulas vulvares.
Cualquier inconveniente en alguno de los tres fluidos que lubrican la vagina y la vulva, ya sea el moco cervical, el líquido trasudado de las paredes vaginales o la secreción de las glándulas vulvares, puede llegar a producir sequedad vaginal. No debe confundirse el fluido normal de la vagina y vulva, con la secreción maloliente producida por inflamación de estos órganos. Esta suele estar acompañada de prurito y ardor, y merece siempre una consulta al ginecólogo.
La falta de lubricación de la vagina puede ser causada por una insuficiente cantidad de estrógenos en el organismo. Esta insuficiencia suele presentarse por trastornos tanto orgánicos como psicológicos.
CLIMATERIO. Esta es la causa más frecuente. La interrupción de la secreción ovárica de hormonas (estrógenos) provoca ciertos cambios, entre ellos la sequedad vaginal.
POST PARTO. Después del parto, la mucosa vaginal puede tardar un cierto tiempo en recobrar su estado normal, especialmente durante el período de lactancia cuando la producción de estrógenos disminuye.
MEDICAMENTOS. Los efectos secundarios de distintas drogas pueden generar esta sequedad. El uso de anticonceptivos vaginales y orales de baja dosis de estrógeno, comúnmente causa este trastorno.
STRESS. Un organismo en estado de stress sostenido puede liberar grandes cantidades de la hormona cortisol, lo que puede producir un desequilibrio hormonal. En esta situación también puede fallar el reconocimiento del estímulo sexual.
INFLAMACIONES E INFECCIONES. La inflamación de las paredes vaginales producida por diversos agentes infecciosos produce un flujo anormal que altera y disminuye la secreción del fluido lubricante natural
MIEDOS o TABÚES. Todos los miedos que la mujer pueda tener acerca de la sexualidad, ya sean reales o ficticios, pueden desencadenar algún problema en el proceso de lubricación vaginal por mecanismo nervioso.
DESINTERÉS. La falta de interés en el sexo o la pareja puede provocar este tipo de trastorno. También hay que tener en cuenta que un ambiente poco propicio para llevar acabo el encuentro amoroso, puede ser otro de los motivos
El síntoma más común de este trastorno es el dolor durante la relación sexual. Esto sucede debido a la falta de lubricación de la mucosa vaginal necesaria para soportar la fricción. Otros indicios pueden ser, picazón, sensibilidad, irritación, inflamación posterior al acto sexual.
Muchas mujeres piensan que los lubricantes no son para ellas. Temen que sus parejas noten el uso del producto o, al no estar informadas, creen que pueden llegar a sufrir algún malestar al utilizarlo.
Al principio la idea de utilizar un lubricante puede parecer incómoda, pero más incómoda es esta sequedad. Los lubricantes a base de agua, no afectan al organismo y la sensación que provocan es similar a los provocados por la lubricación natural. Las mujeres sienten que su uso no sólo les devuelve la intimidad, sino que genera una experiencia de pareja interesante.
La sequedad vaginal es una afección caracterizada por la ausencia de una hidratación adecuada de la pared vaginal. Para entender mejor esta problemática es necesario conocer cómo funciona nuestro cuerpo.
El aparato genital femenino tiene tres zonas capaces de producir la secreción necesaria para mantenerlo normalmente lubricado y húmedo. Ellas son:
Ubicado en la parte inferior del útero posee en su interior un conducto llamado canal cervical. Este canal está recubierto por múltiples glándulas pequeñas que producen una secreción espesa, parecida a la clara de huevo, llamada “moco cervical”. Esta secreción gotea a la vagina y su función es la de conducir los espermatozoides al interior del útero para que se pueda realizar la fecundación. Por lo tanto está influenciado por los estrógenos - hormonas ováricas - que lo hacen más abundante y fluido durante la ovulación.
Es un conducto muscular, muy elástico, recubierto por un tejido formado por varias capas de células sin glándulas. Su función es comunicar el aparato genital con el exterior, permitiendo de ese modo la salida de la menstruación, el nacimiento del bebé y las relaciones sexuales. El revestimiento vaginal está muy condicionado a la acción de los estímulos sexuales. A través del sistema nervioso neurohormonal esta estimulación puede modificar la cantidad de secreción produciendo una mayor humedad y lubricación. Vale aclarar que las hormonas ováricas predominantes en algún momento del ciclo, también tienen ese efecto. De modo tal que por ambos mecanismos el revestimiento vaginal puede transformarse en más grueso, más húmedo y mejor lubricado. Como no tiene glándulas, su secreción se produce por trasudación de líquido a través de su superficie.
La vagina se abre al exterior en la vulva, que es la parte visible del aparato genital femenino. En ella además desembocan las glándulas cuyas secreciones colaboran en la lubricación. Ellas son las glándulas vulvares.
Cualquier inconveniente en alguno de los tres fluidos que lubrican la vagina y la vulva, ya sea el moco cervical, el líquido trasudado de las paredes vaginales o la secreción de las glándulas vulvares, puede llegar a producir sequedad vaginal. No debe confundirse el fluido normal de la vagina y vulva, con la secreción maloliente producida por inflamación de estos órganos. Esta suele estar acompañada de prurito y ardor, y merece siempre una consulta al ginecólogo.
La falta de lubricación de la vagina puede ser causada por una insuficiente cantidad de estrógenos en el organismo. Esta insuficiencia suele presentarse por trastornos tanto orgánicos como psicológicos.
CLIMATERIO. Esta es la causa más frecuente. La interrupción de la secreción ovárica de hormonas (estrógenos) provoca ciertos cambios, entre ellos la sequedad vaginal.
POST PARTO. Después del parto, la mucosa vaginal puede tardar un cierto tiempo en recobrar su estado normal, especialmente durante el período de lactancia cuando la producción de estrógenos disminuye.
MEDICAMENTOS. Los efectos secundarios de distintas drogas pueden generar esta sequedad. El uso de anticonceptivos vaginales y orales de baja dosis de estrógeno, comúnmente causa este trastorno.
STRESS. Un organismo en estado de stress sostenido puede liberar grandes cantidades de la hormona cortisol, lo que puede producir un desequilibrio hormonal. En esta situación también puede fallar el reconocimiento del estímulo sexual.
INFLAMACIONES E INFECCIONES. La inflamación de las paredes vaginales producida por diversos agentes infecciosos produce un flujo anormal que altera y disminuye la secreción del fluido lubricante natural
MIEDOS o TABÚES. Todos los miedos que la mujer pueda tener acerca de la sexualidad, ya sean reales o ficticios, pueden desencadenar algún problema en el proceso de lubricación vaginal por mecanismo nervioso.
DESINTERÉS. La falta de interés en el sexo o la pareja puede provocar este tipo de trastorno. También hay que tener en cuenta que un ambiente poco propicio para llevar acabo el encuentro amoroso, puede ser otro de los motivos
El síntoma más común de este trastorno es el dolor durante la relación sexual. Esto sucede debido a la falta de lubricación de la mucosa vaginal necesaria para soportar la fricción. Otros indicios pueden ser, picazón, sensibilidad, irritación, inflamación posterior al acto sexual.
Muchas mujeres piensan que los lubricantes no son para ellas. Temen que sus parejas noten el uso del producto o, al no estar informadas, creen que pueden llegar a sufrir algún malestar al utilizarlo.
Al principio la idea de utilizar un lubricante puede parecer incómoda, pero más incómoda es esta sequedad. Los lubricantes a base de agua, no afectan al organismo y la sensación que provocan es similar a los provocados por la lubricación natural. Las mujeres sienten que su uso no sólo les devuelve la intimidad, sino que genera una experiencia de pareja interesante.