Zonas erógenas femeninas
El tocarse y acariciarse son actos placenteros, gratificantes, sensuales y sexuales. Desde la más tierna infancia, tocarse es crucial para el desarrollo emocional y para el correcto desarrollo de la propia imagen. En la edad adulta es importante fuente de satisfacción y comunicación. El tocarse, el acariciarse y el mimarse pueden ser actos enriquecedores y satisfactorios de comunicación sensual en sí mismos. Algunas personas parece que sólo lo consideran apropiado cuando va a seguir el coito o algún otro acto sexual, pero el verlos en un contexto tan limitado es infravalorar esta forma de contacto erótico. De todas formas, no es un acto obligatorio, ni un requisito para expresar una sexualidad libre y tampoco debe ser algo estructurado.
Algunas partes del cuerpo, las zonas erógenas, son especialmente sensibles al tacto: tanto en un hombre como en una mujer los genitales constituyen el ejemplo más obvio; pero todas las partes pueden dar placer si se tocan con esa intención. Las formas en que las personas responden al ser tocadas en las distintas zonas son diversas, como también lo son ante los diferentes tipos de caricias.
1.- ZONAS CON MAYOR SENSIBILIDAD DE LA MUJER
A diferencia del hombre toda la piel de la mujer es una zona erógena que responderá a roces, caricias y besos. Sin embargo, existen ciertas áreas donde la estimulación causa una excitación más intensa. Estas zonas erógenas varían en cada mujer; el hombre debe descubrir cuales son y, mientras hace el amor, estimularlas de manera suave y personal.
El rostro de una mujer tiene varias zonas eróticas que incluyen la línea de crecimiento del cabello, sienes, frente, cejas, párpados y mejillas. En general, las mujeres prefieren las caricias sutiles a que les toquen plena y directamente el rostro. Para la mayoría de ellas, la boca es una de sus zonas más erógenas y puede ser estimulada con rapidez con las yemas de los dedos y besos. Sin embargo, la estimulación de la boca de una mujer puede encender todo su cuerpo y producir un efecto directo en la excitación de sus órganos genitales.
Los lóbulos de las orejas son en extremo sensibles a la excitación y pueden ser acariciados con suavidad, pero algunas mujeres reaccionan con tanta violencia al toque de sus lóbulos que pueden llegar a tener un orgasmo a causa de una simple caricia. El cuello, en particular la parte posterior, es un área muy sensible, al igual que los costados del cuerpo. La aceptación de besos prolongados en el cuello significa que la mujer está dispuesta a aceptar besos por todo el cuerpo. Los brazos, axilas, manos, espalda, caderas y el bajo abdomen pueden ser estimulados eróticamente por un amante atento.
El área alrededor del ombligo es muy sensible. La mayoría de las mujeres saborean las caricias realizadas con las yemas de los dedos, labios o pene a lo largo de las piernas y en particular, en el interior de los muslos.
Generalmente los pechos son erógenos en alto grado y desempeñan un papel vital en la excitación sexual. La succión, mordisqueo, lamido, golpe, y el presionarlos con suavidad originará que los pezones se pongan erectos, lo que es una cierta señal de excitación. Sin embargo, hay una gran diferencia en la reacción de diferentes mujeres al mismo estímulo, así que es importante descubrir lo que a cada una le gusta o molesta.
El área más erógena de cuerpo de la mujer es el perineo, un área de piel situada entre la vagina y el ano. Si el hombre apoya toda su mano sobre este área, con los labios exteriores de la vagina cerrados, y la presiona con vigor o la masajea, puede excitar con rapidez a una mujer debido a la densa red de terminaciones nerviosas que confluyen en esa zona.
Tanto los labios exteriores como los labios interiores del área perineal también son en extremo ricos en terminaciones nerviosas y constituyen una gran zona erógena en todas las mujeres experimentadas sexualmente. Sin embargo, los labios interiores son mucho más sensibles, en especial a lo largo de la superficie interior, en la hendidura de la vulva. La mujer experimentará una gran excitación si su compañero presiona con ambos labios y masajea con firmeza las partes sensibles de la vulva.
El clítoris es la parte sexual más sensible de la mujer y la más fácil de estimular si el hombre aprende a hacerlo con suavidad, destreza y sin precipitación, si se utilizan los dedos deben estar bien lubricados, con secreción vaginal o saliva para minimizar la irritación. Para provocar sensaciones más satisfactorias en todo el área del clítoris, hay que utilizar toda la mano, la palma o el reverso de la mano, todos los dedos y no solo uno o dos, existen dos tipos principales de movimiento, que son el circular y el ondulatorio. Para el movimiento circular se apoya la mano sobre el área del clítoris, y se presiona suavemente con la palma o los dedos haciendo movimientos suaves en forma circular. Se dirige la mano hacia arriba a fin de que el talón de la misma se coloque justo sobre el clítoris en la parte superior de la vulva, permitiendo que descanse parcialmente en el hueso púbico por el otro extremo, con el que se puede presionar con firmeza al friccionar. Para los movimientos vibratorios, se coloca la mano sobre el área púbica y se hace vibrar con rapidez, tratando de tocar el clítoris con los dedos. Luego se puede poner un dedo a cada lado de los labios vaginales haciéndolos vibrar a continuación de lado a lado. Muchas mujeres también gozan al ser penetradas por un dedo, a la vez que su clítoris recibe estimulación, es importante asegurarse de que las uñas están cortadas y limadas antes de introducir un dedo en la vagina, los demás dedos se pueden mantener doblados hacia adelante a fin de que los nudillos continúen presionando contar el clítoris.
La estimulación del clítoris con el extremo del pene erecto es una sensación en particular placentera para muchas mujeres, ya que la mayoría piensa que la presión indirecta es más agradable y estimulante.
Como la boca, la entrada de la vagina es rica en terminaciones nerviosas y reacciona con intensidad a toda clase de caricias, siendo la última la del glande del pene. Las caricias con los labios y la lengua de un hombre allí, puede llevar al éxtasis a algunas mujeres.
Las nalgas son otras zonas erógenas con muchas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas con facilidad por medio de palmadas o fricciones.
2.- PREDISPOSICIÓN
Una de las razones por las que las caricias resultan tan poderosas y son gozadas tanto por las mujeres es que las excitan y relajan, preparándolas para el coito. Para las mujeres, el coito solo es bienvenido cuando se siente dispuesta y han tenido suficiente estimulación para que la vagina se lubrique y dilate a fin de recibir el pene. Sin la oportunidad de elevar el nivel de hormonas sexuales a través del beso y, sobre todo, las caricias, el coito puede ser muy incómodo para ella.
La mayoría de los hombres subestiman cuánto tiempo lleva este proceso, ya que sus propias erecciones se dan con mucha mayor rapidez.
Los besos mezclados con las caricias, deberían repartirse por todo el cuerpo de la mujer. La mayoría prefiere recibir las caricias iniciales en otras zonas, no en los pechos y genitales. Pero una vez que comienzan a excitarse, en realidad gozan con esos estímulos. Sin embargo, los pechos necesitan ser manipulados con más delicadeza hasta que ella esté un poco más excitada; luego le serán placenteros los besos, la succión y ser tocada. A la mayoría les gusta que se les acaricien y presionen las nalgas, así como recibir algunas palmadas suaves. Sólo cuando una mujer se ha excitado lo suficiente desea que su pareja acaricie sus genitales. El gusto de las mujeres no es universal, pero la mayoría prefiere que las caricias genitales sean suaves y que los movimientos adquieran fuerza y vigor solo cuando están a punto de alcanzar el orgasmo.